Crítica de 'Corten!': Los zombis son malos actores

Michel Hazanavicius no ha hecho gran cosa en el cine desde ‘The Artist’, aunque, en realidad, hasta entonces, tampoco. Pero en su última película, ‘Corten!’, despliega un ingenio ya inesperado, o sea, una sorpresa y con varias sorpresas dentro. Tiene algo de copia, es cierto, pues el japonés Schinichiro Ueda ya hizo esta película hace cinco años, pero eso no impide ahora disfrutar con esta historia demencial, brillante, graciosísima sobre el rodaje de una película de zombis en el que se cuelan (¡!) zombis auténticos.

Hazanavicius organiza la historia en tres actos, o bloques: el rodaje de la película infame, la explicación de cómo se preparó ese rodaje y un tercer acto, el desenlace, donde todo cobra sentido y que viene a ser una sátira sobre los milagros del cine de serie zeta.

Es decir, que el director consigue poner en pie una película precaria y tonta que se convierte en una genialidad al prestarle ojos al espectador para que disfrute, mediante repeticiones, explicaciones y el acceso al ‘fuera de campo’ (ese lugar que no se ve, pero que está y cuenta cosas), del batiburrillo de casualidades, suertes, desgracias, riesgos y aciertos inesperados que ayudan a la construcción de una película. Y lo hace asumiendo el ridículo de su primer bloque, el sinsentido del segundo y el gran acierto del tercero.

‘Corten!’ es ambas cosas, una comedia mala de zombis mal maquillados y una muy divertida y mordaz comedia sobre los azares de la creación cinematográfica.