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Tres profesores contra la nueva EBAU: "Es una macedonia de estupideces", "la destrucción de la escuela pública"

Denuncian que la "prueba de madurez" parece destinada a que desaparezca el español, a eliminarlo como elemento que integra a todos los españoles.

Denuncian que la "prueba de madurez" parece destinada a que desaparezca el español, a eliminarlo como elemento que integra a todos los españoles.
Exámenes de la EBAU en el último curso escolar | Europa Press

La propuesta de reforma de la prueba de acceso a la universidad, la EBAU, que ha presentado la Ministra de Educación, Pilar Alegría, consuma "el último paso que quedaba para la destrucción de la escuela pública", nos dice el escritor, profesor y filósofo José Sánchez Tortosa. Para la exconsejera de Educación y también profesora Alicia Delibes era "perfectamente esperable". Por su parte, el filólogo y director del Instituto San Mateo, Horacio Silvestre, califica la nueva EBAU de "batiburrillo infecto" y "macedonia de estupideces".

Los tres firmaron un Manifiesto contra la Ley Celaá por "condenar a los alumnos al sometimiento moral y a la incompetencia intelectual". Esta nueva reforma es la guinda de un pastel educativo correoso.

Del conocimiento a la competencia

La nueva Selectividad, lista para 2026, se reducirá a dos los exámenes obligatorios, uno general que evaluará la "madurez académica del alumnado y el grado de consecución de las competencias" y otro de "la modalidad cursada", es decir, los de ciencias se examinarán de matemáticas. Delibes nos explica que era "esperable" porque "el Gobierno ha hecho unos currículos por competencias" donde "los contenidos importan muy poco", y "ahora lo que no puede es evaluar unos conocimientos que no ha dicho cuáles son".

Tortosa cree que la EBAU será "el corolario fatal de la disolución de las asignaturas, entendidas como disciplinas escolares vinculadas a conocimientos categoriales concretos y contrastados por la tradición científica y académica correspondiente".

¿Y cómo se evaluar un "aprendizaje competencial"? Pregunto, terminología que pertenece a esa "nueva pedagogía del siglo pasado'', cuenta Delibes, los "pedagogos roussonianos que están campando desde los años 80 para acá", coincide Silvestre; que comenta "a los pedagogos les encantan los adjetivos en "-al": grupal, competencial, transversal; es un manierismo pseudocientífico". Para el director "las competencias no se pueden evaluar, es todo muy subjetivo. Son abstracciones propias de Facultad de Educación, nada útil ni práctico para la formación de los alumnos, o sea, especulaciones teóricas, retórica epidíctica".

Desigualdad educativa

La consecuencia fatal para la escuela pública es obvia, una bajada del nivel académico para aquellos que no disponen de otra alternativa. Según Tortosa "con el recurso al fetiche de lo nuevo, adjetivo que se repite varias veces en el texto ministerial, y de lo competencial, se consuma el expolio a los que menos recursos culturales y familiares tienen" porque "la inflación de notas se disparará aun más acentuando la discriminación socio-económica". Remata Horacio "como siempre, el buenismo de izquierdas que dice obrar en favor de los desfavorecidos para igualar las oportunidades y es mentira. Lo único que hace es quitar los criterios racionales y aplicar una especie de receta simplona para tender a la fantasía esa del aprobado general, fantasía de que todo el mundo puede todo".

Evaluar la madurez

El departamento de Alegría ha bautizado como "ejercicio general de madurez" al examen principal, que supondrá el 75% de la nota. Un ejercicio "más globalizado". Bromea Delibes, "fíjate, qué gracioso, así se llamaba mi preuniversitario, o sea, que la expresión "madurez" es absolutamente franquista, alguien se lo tendría que decir a esta ministra tan joven".

Así explica el Ministerio en qué consistirá la prueba de madurez que el filólogo define como un "delirante concurso televisivo compuesto de preguntas imposibles de preparar de manera coherente e imposibles de calificar de manera homogénea". Genial.

Constará de un dossier formado por una serie de documentos como textos, imágenes, infografías o tablas, que girarán en torno a un mismo tema. Con este material, se pedirá al alumno o la alumna que realice un análisis desde diferentes perspectivas, respondiendo a diversos tipos de preguntas (cerradas, semiconstruidas y abiertas). El objetivo es valorar la capacidad del alumnado para analizar, valorar, extraer información e interrelacionar toda esa documentación.

Será una evaluación tipo Pisa, nos cuentan los expertos, "te darán un conjunto de cuadernillos como a los niños", dice Delibes. "Que le pongan una revista, el "¡Hola!", porque ese es el nivel intelectual que tienen tanto los que están ahora en el Ministerio y lo que quieren hacer de los alumnos", bromea Silvestre. Lo compara con los "elogios de la mosca'' de la Antigüedad. Se opina una cosa, otra...". Para ello tendrán 100 minutos.

Tortosa lo califica como "un ejercicio de sarcasmo grotesco basado en las sacrosantas competencias vacías".

A por nota en competencia ideológica

Evidentemente un problema de matemáticas, física, una traducción de latín o un análisis sintáctico se pueden corregir, pero, ¿un examen de "madurez"?... "Es un tinglado, una trampa ideológica", asegura Horacio. "Como no se puede calificar de manera objetiva está al albur del sesgo ideológico del que lo pone y de los que lo van a calificar, del cuerpo de correctores. Quieren crear clones ideologizados de pensamiento único".

Esta prueba para Delibes "dará pie a que los textos sean siempre acerca del cambio climático, la teoría de género…". Y coincide el filósofo en "la tendencia a diluir los contenidos objetivos de los campos de conocimiento en aras de lo ideológico, el pensamiento mágico postmoderno y las nuevas supersticiones de moda". Ironiza Delibes "cuando ellos hablan de espíritu crítico, quiere decir crítico con la derecha". No quiere decir que sea un chico que tiene sus propias ideas sino que ha aprendido bien las ideas que su maestro le ha metido en la cabeza y, que a su vez, son las que el Gobierno de turno ha dicho que hay que enseñar. O sea que estamos metidos en un lío muy importante", "en una especie de nebulosa opinable e ideologizada", comenta Silvestre, "una merienda de negros, pero a lo mejor eso tampoco es muy políticamente correcto. El único objetivo de los pedagogos que redactan las leyes de educación es convertir a los alumnos en ideologizados post marxistas woke", termina.

Adiós a Lengua española

El filólogo suma otra intención a la creación de la prueba general de madurez, "sustituye al examen de lengua, parece destinada a que desaparezca el español, eliminarlo como elemento básico para entrar en una universidad española y que integra a todos los españoles. Lo cual, como poco, es un asqueroso golpe bajo a la nación y a la patria". En un único examen se "comprimen cuatro asignaturas al menos, lengua, literatura, inglés, historia, filosofía…", explica Tortosa.

El director del San Mateo nos recuerda que el propio documento que ha enviado el gobierno "no estaba escrito en español", o sea, "tenía varios defectos de redacción y concordancia, no saben hacer la frase de relativo. Entonces, si el que va a examinar no sabe usar su propio idioma pues pues apaga y vámonos".

El examen de madurez incluirá preguntas en las lenguas cooficiales. "Se perpetúan los privilegios de los caudillos locales de ciertas regiones. El feudalismo educativo digitalizado está ya aquí", comenta Tortosa.

De las nefastas consecuencias de la Ley Celaá no se libra nadie "dejan a los alumnos de la escuela pública en la indigencia escolar y a los profesores en la precariedad laboral y profesional, pues su formación será ya cada vez más irrelevante y hasta un obstáculo para la felicidad hipnótica del Metaverso propagada por la Santa Pedagogía 2.0.", dice Tortosa. Y, además "no se para. No van a parar hasta que acaben con el conocimiento y con cualquier tradición, cualquier conocimiento del pasado", concluye Horacio.

Sin examen único para toda España

La reclamación de la Comunidad de Madrid de una "prueba única para España", porque según denuncia el Consejero Enrique Osorio, "los estudiantes madrileños compiten (para conseguir plaza universitaria) con los de otras regiones que tienen unas pruebas más fáciles y unos criterios de evaluación distintos", ha sido rechazada por el gobierno de Sánchez.

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